Cuando el Banco decidió que no podíamos operar en los contratos donde figurásemos como titulares o apoderados, UGT advirtió que esta instrucción (aparentemente intranscendente) podría traer inesperadas e indeseables consecuencias.
Comunicamos entonces que se tuviera especial cuidado, pues éramos conocedores que la intención de la Empresa pasaba por ser “especialmente dura” con quienes no siguieran las instrucciones.